El tabernero pasea hasta casa de la Alquimista con cara de pocos amigos. Alguien va a recibir una visita y no será demasiado agradable. Derrin es un tipo bonachón, pero cuando considera que se están riendo de él, las cosas acaban poniéndose feas. Alvea lo ve desde su ventana.

- ¡Maldita alquimista! ¡Maldita seas tú y toda tu estirpe! - rezonga por el camino.

Alvea, alertada por las voces, baja a la calle. La furia del enorme tabernero podría romper los botes equivocados, mezclar los componentes erróneos y provocar que Majapiedra acabara siendo un humeante agujero en medio de las montañas.

- ¡Ahí estás! Me cagaré en todos tus muertos como no me digas dónde está ese borracho que te llevaste hace meses de mi taberna. Os reunísteis todos aquí, estuvisteis hablando de grandes cosas... Acto seguido, los ruganitas, esos hermanos Deschain desaparecen de la faz de la tierra, lo que los ruganitas toman como un acto de agresión y declaran el toque de queda. ¡Por la blanca diosa, si hasta clausuraron la biblioteca! Y por si fuera poco, ahora campan más magos por aquí que de costumbre.

¿Qué queréis, que esto se convierta en un polvorín? Pues te diré una cosa. Hasta que ese borracho no aparezca, en mi taberna no entrraréis ninguno...

Se dio media vuelta y dejó a la alquimista tan sorprendida como al resto de majapedrenses que recordó, en ese mismo instante, que tenía algo muy importante puesto en el fuego...

NOTA: cambio un poquito la ambientación y adelanto el tiempo para dar cabida a los jugadores nuevos

- Joder... vaya mal genio que tiene nuestro tabernero.

- No me extraña. Esa alquimista le ha estado engañando. El tal borracho es muy amigo suyo. Si ahora no aparece y fue con ella con quien le vio...

- Anda ya. ¿Y qué querría la alquimista con semejante tipo? No hay más que verla a ella, tan inteligente, tan sabia, tan...

-... tan estupenda. Déjate de tontás y llama a las cosas por su nombre. Seguro que se te pone dura cuando piensas en ella.

- Si te oye mi mujer, me mata, soplagaitas. Anda, vamos a la mina, que los patrones ya están demasiado cabreados. Con el retraso que hubo por los fantasmas, el monstruo y ahora esto, nos van a colgar de tus cojones.

- Eh, ¿y por qué de los míos?

La discusión de los dos hombres se alejó por la calle. Seguían debatiendo alegremente en todo el camino que llevaba a la mina.

Conque esto era majapiedra... el pueblo era más pequeño de lo que había imaginado. Me iba a ser difícil pasar desapercibido cargando una jaula un Búho que no deja de protestar a la menor sacudida. Tendría suerte si no armaban una hoguera antes de encontrar la taberna.

No me agradaba la idea de empezar de entrada con gastos pero debía dejar al Búho en alguna parte. Recorro el pueblo buscando la taberna y de paso observo las entradas de los templos de Rugan y Brishna.

¿Hay guardias? ¿Hay patruyas recorriendo las calles?

Cuando finalmente encuentro la taberna entro y observo a los clientes, no esperaba tener la suerte de encontrar alguno de a quienes buscaba y así había sido. Luego me dirijo al tabernero.

-Disculpe me gustaría alquilar una abitación ¿De cuanto estaríamos hablando?

El tabernero, un tipo corpulento, se te queda mirando. Mira el búho. Te vuelve a mirar y te pregunta:

- ¿De dónde vienes, forastero?

Aquí era donde se me teminaba la suerte...

-De exactamente el lugar del que parece. Escuche, debo estar tan contento de estar por este lugar como usted lo está de verme por aquí. Solo puedo prometerle cuantos menos problemas tenga antes me iré para no volver jamás.

- ¡Largo de aquí! Bastante tenemos ya para que encima vengan de fuera a traernos muchos más problemas...

-Así sea.- Digo en tono cortante y salgo de la taberna. Un lugar menos para buscar, algo era algo. Tendría que buscar otro lugar para pasar la noche, justo lo que necesitaba, más noches en refugios en el bosque. Al menos iba a conservar mi oro.

Me dirijo al bosque.

Es increible pero, cuando creíste estar entrando en el bosque, salías de él y Majapiedra volvía a estar frente a ti.