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[Aserercoff]

La mirada de la pescadora brilló al observar la columna de soldados a caballo que pasó al galope, de modo que apenas prestó atención a la vieja que se encontraba de pie a su lado. El aliento de la muchacha se había acompasado al paso de aquellos magníficos caballos.

Los jardines de la Luna, de Steven Erinkson.

Una facilita:

Y les explicó qué iban a hacer. ███ le dio su apoyo, como sabía que haría, pero se llevó una sorpresa muy agradable cuando ██████ también lo respaldó. █████ no se decidía al principio, pero ███ sabía cómo convencerlo. Uno por uno fueron accediendo todos los demás. ███ persuadió a algunos, lisonjeó a otros, humilló a unos cuantos, y amenazó cuando fue necesario. Al final todos estuvieron de acuerdo. Todos menos ████.

[Aserercoff]

Es un libro bastante fácil. Pongo el principio, seguro que todos lo reconocemos .

—Deberíamos volver ya —instó █████ mientras los bosques se tornaban más y más oscuros a su alrededor—. Los salvajes están muertos.
—¿Te dan miedo los muertos? —preguntó ███ ██████ █████, insinuando apenas una sonrisa.
—Los muertos están muertos —contestó █████. No había mordido el anzuelo. Era un anciano de más de cincuenta años, y había visto ir y venir a muchos jóvenes señores—. No tenemos nada que tratar con ellos.
—¿Y de veras están muertos? —preguntó █████ delicadamente—. ¿Qué prueba tenemos?
—████ los vio —respondió █████—. Si él dice que están muertos, no necesito más pruebas.
—Mi madre me dijo que los muertos no cantan canciones —intervino ████.

[Vandemar]

Juego de Tronos

[Aserercoff]

¡Correcto!

• Cinco puntos: Jessi414.
• Cuatro puntos: Ningüino Flarlarlar.
• Tres puntos: Aserercoff y Vandemar.
• Dos puntos: Ayrendor, y Khram Cuervo Errante.
• Un punto: Freyja (+1 malqueda), Idunne, Mime y Nemo.

[Vandemar]

Una fácil.

Las prímulas y los paisajes, explicó, tienen un grave defecto: son gratuitos. El amor a la Naturaleza no da quehacer a las fábricas. Se decidió abolir el amor a la Naturaleza, al menos entre las castas más bajas; abolir el amor a la Naturaleza, pero no la tendencia a consumir transporte. Porque, desde luego, era esencial, que siguieran deseando ir al campo, aunque lo odiaran. El problema residía en hallar una razón económica más poderosa para consumir transporte que la mera afición a las prímulas y los paisajes. Y lo encontraron.
—Condicionamos a las masas de modo que odien el campo —concluyó el director—. Pero simultáneamente las condicionamos para que adoren los deportes campestres. Al mismo tiempo, velamos para que todos los deportes al aire libre entrañen el uso de aparatos complicados. Así, además de transporte, consumen artículos manufacturados.

[Vandemar]

Venga ya, pero si está tirada.

Voy con otro fragmento.



Y les comunicó la asombrosa verdad. Durante un largo período de tiempo, antes de la época de Nuestro Ford, y aun durante algunas generaciones subsiguientes, los juegos eróticos entre chiquillos habían sido considerados como algo anormal (estallaron sonoras risas); y no sólo anormal, sino realmente inmoral (¡No!), y, en consecuencia, estaban rigurosamente prohibidos.
Una expresión de asombrosa incredulidad apareció en los rostros de sus oyentes. ¿Era posible que prohibieran a los pobres chiquillos divertirse? No podían creerlo.
—Hasta a los adolescentes se les prohibían —siguió el D.I.C.—; a los adolescentes como ustedes...
—¡Es imposible!
—Dejando aparte un poco de autoerotismo subrepticio y la homosexualidad, nada estaba permitido.
—¿Nada?
—En la mayoría de los casos, hasta que tenían más de veinte años
—¿Veinte años? —repitieron, como un eco, los estudiantes, en un coro de incredulidad.
—Veinte —repitió a su vez el director—. Ya les dije que les parecería increíble

[Jessi]

Meca, no me acordaba de este hilo ya

Un mundo feliz?

[Vandemar]

Ya tu sabeh

• Seis puntos: Jessi414.
• Cuatro puntos: Ningüino Flarlarlar.
• Tres puntos: Aserercoff y Vandemar.
• Dos puntos: Ayrendor, y Khram Cuervo Errante.
• Un punto: Freyja (+1 malqueda), Idunne, Mime y Nemo.

[Jessi]

En la mesa, el francés se puso en evidencia por sus incorrecciones. Trataba a todo el mundo con
altanería. En Moscú, por el contrario, si no recuerdo mal, procuraba pasar desapercibido. Habló
mucho de hacienda y de política rusa. El general se permitió algunas veces contradecirle, aunque muy
poco: lo imprescindible para dejar a salvo su prestigio.

[ayrendor]

El Jugador.