El gran hilo de las imágenes chorrilongas

[Clave]

Que injusticia

[El tipo]

Técnicamente es una imagen 

[Khram Cuervo Errante]

Sí, pero es como sacarle una foto a Vande...

[Sandman]

Yo recibí ese chiste en mi email en 2002.

Me hizo gracia.

[Clave]

El de vande?

[Sandman]

No, el de Vande le llegó al abuelo de mi Tatarabuelo afincado en Filipinas escrito a pluma a principios del siglo XIX. No fue mucho después que una epidemia de cólera recorrió el país, muriendo con ello tanto él como su esposa. Al ver finalizar sus días enviaron de vuelta a España a su hijo, quien recibió además una serie de pertenencias entre las que se encontraba la foto de Vande. Éste se quedó al cuidado de sus tíos en un caserío de un pueblecito al norte de Gerona. La carta pasó muchos años enterrada en el fondo de un baúl, tantos, que cuando vio la luz de nuevo quien la trajo a España ya había muerto. Fue cuando poco antes de irrumpir el siglo XX la familia vendió la casa y se afincó en Barcelona, donde uno de los primos de mi tatarabuelo había instalado una fábrica de chocolate bastante popular. Viendo las perspectivas de futuro, gran parte de la familia fue empleada en la fábrica en puestos de diferente responsabilidad. Incluso a la muerte del presidente de la empresa, al heredarla mi propio bisabuelo el negocio continuó viento en popa. Pero finalmente el sueño acabó, y todo empezó a torcerse. La fábrica de chocolate dio sustanciosos beneficios hasta bien entrados los años 20, momento en el cual los chocolates valor, a través de una agresiva publicidad, se hicieron con la mayor parte del mercado. La fábrica de mi tío tatarabuelo quebró, y tuvo que ser vendida por mi bisabuelo, quien además tuvo que exiliarse a París por mostrarse contrario a la dictadura de Primo de Rivera. Cambiando de parecer, regresó sólo para morir con el resto de su familia, que ahora vivía en una casa grande de El Prat. La mudanza que se había producido durante el exilio de mi bisabuelo, transportó la carta de Vande a su nuevo emplazamiento, un cajón de escritorio en el que pasaría varias décadas mientras mi abuelo levantaba un imperio amparado por la dictadura de Franco. La siderúrgica ENSIDESA, bajo la protección del INI supuso una revolución para la industria asturiana, dando empleo a más de 50.000 personas. Pronto mi abuelo comprobó que debía trasladarse desde Barcelona para ejercer sus funciones con propiedad. De modo que compró una casita a las afueras de Avilés, y se mudó con sus 5 hijos (mi padre aún estaba por nacer) llevando consigo gran parte de mobiliario de la vieja casa de El Prat, incluído el escritorio donde aún se encontraba la carta. Fue ya en Asturias donde mi padre fue a nacer, estudiando en un colegio de curas su educación básica. No obstante, al ampliarse el negocio de ENSIDESA, se trasladaron las oficinas a Madrid, y allí que fue mi abuelo con su familia, incluídos los 14 hijos que ya tenía por entonces. Con ellos fue de nuevo el escritorio habiendo sido vaciado previamente, por lo que la carta fue guardada en una caja de madera junto con viejas fotos de familia y algunos otros recuerdos. Entre el lio de papeles se perdió su pista, no siendo hasta mi décimo cumpleaños, en 1997 cuando la carta fue redescubierta. Ocurrió mientras rebuscaba en los cajones de un aparador, en busca de objetos curiosos que alimentasen mi imaginación. Al extraer el cajón de aquel viejo aparador, observé en el fondo unos papeles que habían quedado allí olvidados. Una foto de mi bisabuelo de cuerpo entero, una cartilla de racionamiento del año 51, y la misiva con la foto de Vandemar que continúa su viaje en el tiempo, actualmente ubicada en el cajón del mueble de la tele, en el salón.

Y eso es todo.

[Clave]

[Leinster]

Tocho sin división parrafil = TL;DR.

[Khram Cuervo Errante]

Para mañana, me haces un resumen, Times New Roman 12, doble espacio.

[Leinster]

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