Vampiro: La mascarada. El ojo de Caín.

[Khram Cuervo Errante]

Una vez en la Catedral, los portones se abren. Es la única Catedral de España que aún conserva la antigua costumbre de dejar las puertas abiertas para los que pedían la protección de Dios. Angelique se asegura de que el grupo sepa que el espectro nunca existió.

Los pasos de los Vástagos resuenan entre los bancos mientras os acercáis hacia el atrio. Sofía y Angelique giran hacia las oficinas, donde Monçada debe estar aún trabajando, en su papel de Rouco Varela. Los demás os quedáis en las sombras que proporcionan las columnatas, evitando mirar el crucifijo que preside el ábside. Todos debéis sujetar las ganas de escupir en el sagrario. En una de las naves, hay una escena de Caín matando a Abel. Muchos os sonreís, pero debéis esperar.

Finalmente, resuenan los ecos de la llamada en la puerta del despacho de Monçada.

- ¡Adelante! - la estridente voz de Rouco invita a las dos mujeres a pasar.

[Memnoch]

- Buenas noches, Monseñor. Hemos venido por dos razones, y una ya la conocéis -digo acercándome para besar su anillo con una reverencia-.

"La primera razón es que, por culpa de un invitado no deseado que nos espiaba tuvimos que irnos antes de tiempo y no pudimos esperar al resto de miembros del grupo. Venimos a localizarlos, no es nuestro deseo dejar a nadie atrás, ésta es una misión muy importante y lo último que desearía es desobederos en vuestra orden de cuidar del grupo."

"La segunda razón es venir a la Catedral a seguir las pistas. Una de las pistas es que debemos buscar allá donde reyes y plebeyos se confunden, y a los ojos de Dios aquí todos son iguales. También debemos buscar en un lugar más grande que cualquier otro, y si ésta es la casa del Señor, el cual está en todas partes... ya sabe, metáforas. Quizá vos en vuestra sabiduría podáis ayudarnos en algo, o se os ocurra algo al respecto. Fuimos a buscar al Cementerio de la Almudena, pues el cadáver de un rey y el de un vagabundo se pudren de igual forma, pero sencillamente no encontramos nada."

[Khram Cuervo Errante]

Monçada escucha atentamente a Angelique mientras saca un teléfono móvil y marca.

- Sí, están aquí. Necesitaréis un coche. El del arzobispado no, idiota. Coge el otro. Sí. Los dos. - vuelve a dirigirse a Angelique. - Perdona querida. Ya vienen. Os encontrarán aquí e irán con vosotras.

Monçada se mueve alrededor de la mesa hasta quedar frente a las dos vampiresas, que lo miran con una mezcla de reverencia y temor.

- Así que habéis ido al Cementerio a buscar. ¿Habéis encontrado algo? No, ya veo que por lo que decís, sólo más incógnitas. Verás, sólo conozco dos momentos en los seres humanos en el que unos son iguales a otros. Uno, como bien deducís, es la muerte. Todos se pudren de la misma forma, todos acaban convertidos en polvo y ceniza. "Polvo eres y al polvo volverás", rezan sus escrituras. Pero hay otra situación en la que son iguales: todos vienen al mundo desnudos, mojados y envueltos en sangre. Lo que los hace distintos es la cuna en la que los colocan después.

Si los rumores son ciertos, la verdad es que el Materno-Infantil de Santa Cristina es más verosimil para ocultar algo, que un cementerio. Al fin y al cabo, un paritorio es un lugar de eterno bien y un lugar en el que un vampiro no debería entrar si quiere refrenar la sed de la Bestia. Sí, ya sabes... tanta sangre y carne tierna... La verdad es que tiene sentido...

Monçada se mesa la barbilla, pensando, cavilando. Camina alrededor de la mesa y vuelve a sentarse con aire pensativo

[Minerva]

Hago una reverencia a Monçada y beso su anillo. -Monseñor, debería saber que había algunas tumbas abiertas en el cementerio, no sabemos qué puede haber sucedido, puesto que la policía no se ha mostrado colaboradora, pero considero que debería usted saberlo antes de que lo vea mañana en primera plana de los diarios nacionales... si es que llegan a publicarlo. En cuanto al asunto del hospital, me avergüenza terriblemente no haber caído en ello. Por lo demás, creo que no me equivoco si afirmo que tanto Angelique como yo estamos bastante satisfechas con el grupo en general, no existen las divisiones que ambas nos temíamos al inicio de la misión, el miedo está consiguiendo mantener al grupo unido y alerta.

[Khram Cuervo Errante]

Monçada mira no sin un deje de repugnancia a Sofía y le mira a los ojos.

- Ya veo, querida. Me preocupa el asunto de los cadáveres. ¿Os fijásteis en los años de sus tumbas? Es posible que quien los robara los colocara como guardianes de algo que no quisiera que se encontrara. O simplemente fue una maniobra de distracción: quien fuera que los robara, sabía que iríais al cementerio y montó todo aquel circo para imposibilitar que os acercarais. Es posible que aún haya algo allí escondido o que haya alguna pista que hayáis pasado por alto. ¿Hay algún detalle que no me habéis contado? Quizá tres mentes piensen más deprisa que dos.

Monçada cruza sus nudosas manos sobre el escritorio y apoya el mentón sobre ellas, esperando alguna respuesta.

[Minerva]

-En realidad los detalles son de lo más sosos. Cuatro chavales fueron a jugar y de repente vieron explotar algunas tumbas, por lo visto uno murió de un infarto, llamaron al 112 y la policia pensó que era una broma, al llegar otros dos policias sufrieron infartos. Para cuando llegamos ya no había nada sobre lo que investigar. Estaba todo lleno de focos, periodistas y policias. Los toreadores hablaron con la policía pero no consiguieron acceder a los testigos, y el resto permanecimos escondidos para no ser descubiertos por la gran congregación que allí se movia. Mientras estabamos pensando dónde podríamos investiar, al salir del sótano de Gran Via, vimos una figura con una capa. Intentamos seguirla, pero cuando parecía estar arrinconada desapareció. Con las dificultades que encontramos para conseguir coches para todos creo que se nos pudo adelantar lo suficiente, pero me parece poco probable que tuviera tiempo de hacer llegar a la policia al cementerio de la Almudena, tiene que haber alguien más sobre la pista o tenemos un infiltrado, aunque, la verdad, entre la manada no se me ocurre quién pueda estar desempeñando ese papel.

[Khram Cuervo Errante]

FdI: Minerva, el punto lo tienes al lado de la coma.

- Ya veo. Así que alguien os sigue... Está bien. Os voy a dar mi móvil personal. Si volvéis a verle, quiero que me llaméis inmediatamente antes de actuar. Es posible que sepa algo interesante y es imprescindible que se le capture vivo.

No creo que se os adelantara. Aún para un vampiro es bastante laborioso reventar unas cuantas tumbas, avisar al 112 y que se monte ese cirio en tan poco tiempo. Aquí hay poderes ocultos que mi vista no alcanza a ver.

Monçada mete la mano en un cajón de su escritorio y saca dos tarjetas. Da una a cada mujer.

- En esa tarjeta está mi número. Llamadme inmediatamente si descubrís quién es el del abrigo. Ah, me olvidaba. Si hay algún infiltrado, matadle sin más.

En ese mismo momento, se oyen dos golpes en la puerta. La invitación de Monçada va seguida de la apertura de la puerta. Un Tzimisce y un Ventrue entran en la estancia.

FdI: entran kenny y thylzos.

[Thylzos]

Un vampiro de apariencia treintañera entra a la sala seguido por lo que parece un ghoul. Lleva un traje negro bien arreglado, unos zapatos del mismo color y pelo oscuro bien corto. Parece encontrarse incómodo en el lugar.

¿Me has llamado?, supongo que será por lo que hemos hablado del ojo ése. -dice dejando ver su escasa convicción, mira a las dos vampiras- Saludos, soy Thylzos, ¿con quién tengo el placer de hablar?

[Memnoch]

- Angelique le Boursier -le digo con un pronunciado acento Francés- . Deberíamos darnos prisa, la noche nos espera.

"Gracias, Monseñor. Os mantendré informado de todos los imprevistos que nos sucedan, si bien me ocuparé de que no hayan tales imprevistos de los que tener que informaros."

Beso de nuevo su anillo en señal de despedida y con una reverencia me retiro hacia atrás, haciendo un gesto a los dos nuevos vástagos del grupo.

- Vamos, tenemos cosas que hacer.

[Minerva]

Hago una reverencia a Monçada y me presento -Hola, soy Sofía. Encantada. Vamos, no  hay tiempo que perderTiendo la mano a los nuevos y al salir llamo por teléfono a Víctor para saber dónde están