El gran hilo (EXTRAOFICIAL) para hablar de mafia en general

[ayrendor]

Shhhhhhhhhhhhhhhhhhhh. Espera a que se abra partida.

[Lance]

Pero Der tarda muuuucho 

[ayrendor]

Ya te digo, a ver si abre. Pero creo que ya hemos entendido todos que paso esta noche

[Deke]

Hace mucho tiempo, mucho antes de la era del hombre, había una vasta arboleda que se extendía kilómetros y kilómetros a lo largo de las colinas. Los pequeños animales que allí residían vivían tranquilos, pues los árboles daban jugosos frutos y apenas había depredadores que les diesen caza.

Una noche, un zorrillo curioso que viajaba de refugio en refugio huía de la lluvia cuando encontró la parte de la arboleda en la que estaban las madrigueras de los roedores. Aunque se planteó lanzarse a por ellos allí mismo, comprendió que no podría con todos ellos él solo y que los supervivientes harían su casa en otra parte.

Decidió que, ya que los tenía localizados, avisaría al resto de la manada para darles un ataque sorpresa. A la mañana siguiente rodearon el claro y esperaron a que saliesen a la luz del sol a por comida. En cuanto les vieron asomar los hocicos se lanzaron sobre ellos sin piedad.

Todos los animales huyeron desesperados, pero los zorros eran demasiados y no les daban tregua. Algunos se escondieron en el lago, los que podían escalar los árboles intentaron subir por encima de su alcance. Las liebres no tuvieron más remedio que salir corriendo.

Corrieron y corrieron durante horas, hasta haber olvidado por qué corrían. Se había convertido en un juego, y los depredadores habían quedado atrás hace tiempo. Estaban ya agotados cuando vieron a lo lejos unas bayas pasados unos metros. Todos tenían hambre, pero no habría bayas suficientes para todos. Así que se miraron entre sí un instante y comprendieron que serían para el primero en alcanzarlas.

Todos se esforzaron al máximo, se dieron empujones, se lanzaron al suelo. Hubo mucha violencia innecesaria, pero afortunadamente no hubo derramamiento de sangre. Al alcanzar las bayas, el ganador observó el daño que había hecho y se sintió culpable. Así que decidió compartirlas con sus compañeros, y luego se refrescaron en un riachuelo cercano. Fue una tarde muy agradable.

Había sido tan divertido que a la semana siguiente decidieron repetir la competición, y aunque ya no había premio lo hacían solo por diversión. Repitieron las contiendas una y otra vez; se convirtió en una tradición que todos los animales del bosque esperaban.

Una tarde, cuando la carrera estaba a punto de empezar, un petirrojo se posó sobre la línea de salida y a modo de burla se lanzó hasta la meta. Las liebres y los otros animales se divirtieron de su ocurrencia, pero les había dado una idea: ¿por qué no organizar una carrera para todos los animales del bosque?

Pero claro, no había espacio suficiente para todos. ¿Cómo iban a caber todos los animales del bosque en el trazado? Tras comentarlo en una reunión informal, se decidió que cada una de las poblaciones enviaría al mejor de los suyos.

Las liebres celebraron una carrera para escoger al mejor de los suyos; los búhos la celebraron de noche, a la luz de la luna; la de las ranas fue un triatlón en toda regla. Pero sin duda la más espectacular fue la de las tortugas. ¡Todos los animales estuvieron pendientes a lo largo de varias horas! Cada pasito que daban era tan cortito que no se podía saber quién iba primero. ¡Podía pasar cualquier cosa!

El ganador cruzó la meta a las 9 horas 34 minutos; el segundo puesto llegó pasadas las 10 horas. Ellos acapararon la atención de los curiosos y se fueron todos juntos a celebrar su victoria. Pero por mucho que todo el mundo sentía que la carrera había terminado, había todavía una tortuguita jicotea que no llevaba ni la mitad del trazado. Sus hinchas todavía la animaban desde las gradas. "¡Déjalo, no tiene sentido!", se burlaban de ella los canarios. Pero ella se había propuesto llegar hasta la meta.

Tardó treinta y nueve horas y cincuenta y cinco minutos en llegar a la meta, sin contar el tiempo de las ochenta y cuatro paradas que hizo para descansar. En ese tiempo la gran carrera de todos los animales del bosque ya se había celebrado noventa y nueve veces, y ochocientos noventa y dos competidores habían pasado ya por el podio. Pero sus incondicionales no la abandonaron en ningún momento.

Estallaron en júbilo cuando la vieron atravesar la meta. La cogieron en volandas y la llevaron por todo el bosque, conmovidos y maravillados por su hazaña. ¡Lo había conseguido! Y todos decían que no lo conseguiría. ¡Pero lo había hecho! La llevaron al podio, la ayudaron a subir a lo más alto y la declararon informalmente la más lenta de los más lentos de los animales del bosque.

-Jo, chicos. No sé qué decir. Muchas gracias por todo.-les agradeció la tortuga, con lágrimas en los ojos.

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[Maxus]

LOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOL

[ayrendor]

Que cabrón

[Eritea]

[Der Metzgermeister]

Llegas un poco tarde, tortuguilla.

[Eritea]

¿Se abren inscripciones para la siguiente?

[ayrendor]

Deberia abrir Felix. Wind no ha dado señales de vida.